Tu verdadera identidad

'Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.' Romanos 12:1-2
Uno de los retos que todo el mundo enfrenta, en algún momento dado, es el de la crisis de identidad. En algún momento, cuestionarás quien eres y para qué fuiste creado; te preguntarás, ¿valdrá el esfuerzo lo que estoy haciendo?, ¿para qué estoy aquí? Experimentarás frustración cuando, cada cierto tiempo, mires tu vida y no estés feliz con quien te has convertido, cuando no te agrade lo que has alcanzado a pesar de tus capacidades, tus posibilidades, tus errores y circunstancias.
Este ejercicio de introspección se convierte en un círculo vicioso que lleva a muchos a la depresión, a la amargura, a la tristeza, cuando se enfocan en el aspecto negativo de sus vidas. Esa introspección es vital, cuando se usa de manera positiva, para poder moverse a una nueva dimensión en la vida. Ese momento de introspección es el momento en el que decides si vas perseguir lo más grande de Dios para tu vida o te vas a quedar donde estás.
La crisis de identidad muestra a la gente luchando por quienes son y hacia dónde van. Tiene que llegar un momento en el que decidas lo que eres para, desde ahí en adelante, mirando lo que tienes, puedas decir 'esto es lo que voy a hacer'. La gente ha intentado ponerte en un estado de crisis de identidad porque, si no sabes quién eres, hacia dónde vas, o lo que en realidad mereces, podrán llegar a controlarte. Tienes que estar firme en lo que eres y creerle a Dios. No te conformes a lo que el mundo ha dicho que eres, y Dios te va a dar la victoria que ha prometido, a pesar de lo que el mundo diga.
Hay varias cosas que puedes hacer para ayudarte a desarrollar y manifestar quien eres verdaderamente en Cristo Jesús, cosas que debes practicar para comenzar a enfocar, a alinear tus pensamientos, para encontrar tu identidad. Primero, debes practicar la generosidad. Tu vida cambia cuando te conviertes en una persona generosa. El simple acto de dar, te ayuda a ser libre de la lucha del poder y control que, por ejemplo, el dinero te puede ofrecer. Al dar, estás entregando la posición, el control y el poder que ofrece el dinero en el mundo. Segundo, practica la oración. Cuando oras, muestras humildad y ayudas a tu mente, entre muchas cosas, a transformase y darse cuenta de que Dios es quien está en control de todo. Tercero, practica el arrepentimiento. El arrepentirse, pedir perdón por haber pecado y comprometerte a no volverlo a hacer, ayuda a descubrir quién eres realmente porque ya no tratas de justificar tus acciones. Cuando te arrepientes, admites tu error y estás dispuesto a empezar de nuevo. Cuando lo haces, llega el verdadero poder a tu vida y comienzas a crecer y a ver quién eres.
Lo cuarto que te ayudará a alinear tus pensamientos para encontrar tu identidad es el cambio de nombre. Cuando cambias tu nombre, dejas lo que conoces de ti para experimentar lo que Dios quiere que seas; un cambio de nombre cambiará tu perspectiva de la vida. En la biblia, literalmente se ve como un cambio de nombre; aunque no cambia una circunstancia de inmediato, provoca reenfocar la mente a nuevas expectativas, lo que ayuda a ver lo que Dios está viendo. Abram, era un hombre que no tenía hijos y Dios le dice: Ahora te llamarás Abraham, padre de mucha gente. Pasaron muchos antes de ve esa palabra se manifestara, pero ahora, cuando él veía su nombre, o alguien le llamaba, oía lo que Dios había dicho que era, y no su circunstancia. A Jacob, de estafador, suplantador, Dios le cambió el nombre a Israel, diciéndole: Ahora eres un príncipe. Ya no tendría que ser otra persona para obtener las bendiciones de Dios para su vida. Ahora podían vencer sus retos, porque ya no se veían como el mundo los veía, sino como Dios los veía. Al cambiar sus nombres, Dios les dijo: Vas a comenzar a caminar como yo quiero que camines, vas a comenzar a caminar bajo mi identidad.
Dios quiere que lo que hagas lo hagas por fe. La experiencia de fe no sucede en lo espiritual. La esencia de la fe ocurre en tu capacidad de enfocar tu mente hacia una verdad más grande de lo que estás viviendo, involucrando la razón en las experiencias que se tengan en el espíritu. No podrás experimentar las cosas grandes de Dios más allá de lo que tu mente, tus pensamientos, te dejen experimentar. Jesús, en múltiples ocasiones, le dijo a la gente: Según tu fe será hecho. Así que la experiencia de Dios que tendrás es de acuerdo a lo que puedas creer. Renuévate en tu pensamiento, transfórmate en tu manera de pensar para que puedas comprobar, experimentar, la voluntad de Dios. Cuando cambies tu pensamiento, comenzarás a experimentar la voluntad de Dios para tu vida y en Él encontrarás tu verdadera identidad.