Conoce más acerca del Fibroma Uterino

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El útero, un órgano fibromuscular, hueco y de reproducción, localizado en la pelvis femenina, entre la vejiga y el recto, puede ser objeto de padecer de Fibroma Uterino, uno de los trastornos más comunes que afectan más a la salud femenina.

 

 

 

Es considerado como un tumor benigno, compuesto de fibra musculares lisas, que se originan del miometrio en el útero. Macroscópicamente son redondos, blanco aperlado, duros y rodeados de una capa fibrosa.  También se les denomina leiomiomas o miomas. 

 

 

 

Este trastorno puede ser asintomático o producir cambios en la menstruación como, por ejemplo: sangrados más prolongados, abundantes, frecuentes o irregulares, dolor pélvico que suele ser más intenso durante el ciclo menstrual o durante las relaciones sexuales, pudiendo o no estar asociado.

 

 

 

El dolor suele presentarse en la parte baja del vientre, en la parte baja de la espalda o a nivel rectal; También puede acompañarse con una sensación de presión, frecuencia urinaria fuera de lo común, dificultad para orinar y/o estreñimiento; abultamiento abdominal o del bajo vientre; Anemia, en caso de sangrados severos o frecuentes; abortos espontáneos o infertilidad en determinados casos (dependiendo de la localización y tamaño).

 

 

 

Generalmente ocurre entre un 20% y un 50% de las mujeres mayores de 30 años, aunque no se descarta que pudiese ocurrir a cualquier edad, se ha comprobado que su aparición aumenta con esta y existe una baja frecuencia en adolescentes. Estos fibromas crecen durante el período reproductivo, especialmente durante el embarazo y después de la menopausia por lo general disminuyen su tamaño. Rara vez se forma un tumor nuevo.

 

 

 

¿Qué causa los Fibromas?

 

 

Se desarrollan por una disfunción de las células madres miometriales, que se producen por alteraciones genéticas o bien por alteraciones hormonales. Los estrógenos no son los inductores de este cambio, son el carburante que pueden hacer que los fibromas crezcan, pero el arranque de esta proliferación de células madres miometriales puede estar relacionada a la secreción paracrina local, no esteroidea. Luego desde el punto de vista de constitución genética, se estima que el 50% de los fibromas presentan anomalías en el cariotipo celular.

 

 

Existen factores de riesgo para su desarrollo: hipertensión, diabetes, obesidad, síndrome de ovario poliquísticos, endometriosis y predisposición familiar.

 

 

¿Cómo se diagnostican los Fibromas?

 

 

Los fibromas se pueden diagnosticar durante un examen ginecológico de rutina, dependiendo del tamaño y la localización, pero las siguientes pruebas nos pueden brindar mayor información como lo son: el ultrasonido, la Histeroscopía (Examen mediante el cual por medio de un dispositivo se mira dentro del útero), la histerosalpingografía (Es una radiografía con contraste de las trompas), la histerosonografía (administración de líquido dentro del útero con posterior realización de ultrasonido), la laparoscopía (Es un procedimiento mediante el cual, por medio de un dispositivo delgado que se introduce a través de la cicatriz del ombligo,  el médico mira directamente dentro del abdomen, el exterior del útero), otro medio para diagnosticar es la resonancia magnética y tomografía computarizada  que pocas veces son utilizadas.

 

 

Otras enfermedades benignas que pueden afectar este órgano podemos mencionar:

Endometriosis

 

 

Se caracteriza por la presencia de glándulas endometriales fuera de su ubicación normal. En donde el útero se puede localizar en la serosa (tejido que lo recubre), otros sitios donde puede ubicarse es en el peritoneo pélvico, ovarios, uréteres, vejiga, recto, entre otros.  Puede ocasionar dolor pélvico, problemas para lograr un embarazo, en algunas oportunidades puede ser asintomática. Es una enfermedad que depende de las hormonas, y como tal, predomina en mujeres en edad fértil.

 

 Adenomiosis

 

 

Se presenta cuando existe crecimiento del endometrio entre las fibras del músculo uterino, el cual puede causar síntomas como; Hemorragia menstrual intensa o prolongada y dolor menstrual, el cual puede iniciarse hasta una semana antes del inicio del flujo menstrual y persistir hasta pasado el mismo. También puede ocasionar aumento del tamaño del útero, el cual con frecuencia es blando e hipersensible. A menudo pueden coexistir adenomiosis, endometriosis y miomatosis uterina.

 

 

 

Prolapso uterino

 

 

Se conoce como el desplazamiento inferior del útero desde su localización normal, lo que produce protrusión o abultamiento de la pared vaginal.  Cabe destacar que este término es impreciso y engañoso, ya que se enfoca en lo que se presume que sobresale y no lo que en realidad se ve. Es un problema de salud muy común y una causa muy frecuente de la histerectomía, está asociado a ciertos factores de riesgo como embarazo, parto vaginal, menopausia, obesidad y aumento crónico de la presión intraabdominal, traumatismos del piso pélvico, la raza entre otros.

 

 

 

Pólipos endometriales

 

 

Son protrusiones del endometrio que tapiza el interior de la cavidad uterina. Se forman por el crecimiento excesivo del tejido endometrial.  Contienen en su interior abundantes vasos sanguíneos y glándulas endometriales que responden a los estímulos hormonales.  Pueden causar sangrado menstrual abundante, sangrado o manchado intermenstrual, sangrado postmenopáusico, sangrado irregular, etc.

 

 

¿Cómo pueden ser tratados los Fibromas Uterinos?

 

 

No todos requieren tratamiento, por lo general los que no producen síntomas, los pequeños o aquellos que se producen en mujeres que están cerca de la menopausia, son estos que por lo general no lo necesitan.  Existen muchas opciones de tratamiento, pero dependerá de cada paciente, del tamaño del fibroma, del tipo, de la localización y el patrón de crecimiento de los mismos, inclusive del deseo de reproducción de la paciente, que en conjunto con su médico encontrarán el tratamiento más idóneo y adaptado a cada caso en particular.

 

Una referencia clara de aquellos que necesitan tratamiento se presentan con periodos menstruales muy abundantes o muy dolorosos y que producen descenso en la hemoglobina y alteran la calidad de vida de la mujer; sangrados irregulares o entre periodos, que son muy difíciles de controlar; También cuando existe crecimiento acelerado del fibroma, dudas sobre su localización (útero u ovario); infertilidad y/o dolor pélvico crónico, intenso o incapacitante.

 

 

Dentro de las opciones de tratamiento no quirúrgicas podemos ofrecer:

 

 

En casos sintomáticos: antiinflamatorios no esteroideos para el dolor, antifibrinolíticos para el sangrado y el dispositivo intrauterino liberador de progesterona, que trata tanto el dolor como el sangrado y es utilizado solo para aquellas pacientes que presentas los fibromas que no alteran el interior del útero y con él se tratan los síntomas que estos ocasionan, pero no los fibromas en sí.

 

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Los tratamientos prolongados: Están indicados para aquellas pacientes que no deseen o no se les quiera indicar la realización de una cirugía:

 

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1.- Agonistas de la hormona liberadora de gonadotropina: Detiene el ciclo menstrual y pueden disminuir el tamaño de los fibromas transitoriamente (luego regresan al tamaño previo). En vista de que pueden producir efectos secundarios como pérdidas de masa ósea, osteoporosis, resequedad vaginal y sudor nocturno, se usan solo por periodos cortos (menos de 6 meses), muchas veces antes de la cirugía para disminuir el riesgo de hemorragia durante la misma.

 

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2. Moduladores selectivos del receptor de progesterona: Son moléculas que pueden actuar como agonistas o antagonistas de la progesterona, dependiendo del tejido. Detienen el ciclo menstrual, inhiben la ovulación y mantienen unos niveles de estrógeno compatibles con ciclos ovulatorios, por lo que no presentan síntomas ovario-privo. A nivel del fibroma produce que éste se contraiga, se reduzca e involucione, de forma significativa.

 

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Opciones de tratamientos quirúrgicos:

 

 

La Histeroscopía: Se utiliza para resecar los fibromas localizados dentro de la cavidad uterina.

 

La Ablación Endometrial: Es un procedimiento en el cual se destruye el revestimiento del útero, el cual se usa principalmente en mujeres con hemorragias intensas, sin deseos de futuros embarazos y con fibromas pequeños (menos de 3 cm) localizados dentro de la cavidad uterina.

 

Embolización de las Arterias Uterinas: Se obstruyen los vasos sanguíneos que van al útero, por lo que se detiene el flujo de sangre que permite el crecimiento de fibromas.

 

Miomectomía: Es la extracción quirúrgica de los fibromas sin la extracción del útero, la cual se puede realizar por cirugía abierta (laparotomía) o por cirugía laparoscópica o Histeroscopía, dependiendo de la ubicación y tamaño de los mismos. Es de elección para pacientes que desean tener hijos posteriormente. Los fibromas extirpados no vuelven a aparecer, pero pueden aparecer nuevos, no descartándose la necesidad de otras cirugías posteriormente.

 

Histerectomía: Es la extracción quirúrgica del útero, la cual se practica si persiste el dolor o sangrado anormal, a pesar de haber recibido otros tratamientos, o si los fibromas son muy grandes, o si no hay posibilidad de recibir otras opciones de tratamientos indicados anteriormente.

 

 

 

¿Cómo afectan la fertilidad?

 

 

Mientras muchas mujeres se embarazan fácilmente, otras tienen problemas, Dependerá de la localización en el útero ya que es altamente relevante esta información.  Los mecanismos que pudiesen explicar los posibles efectos adversos en la fertilidad son: distorsión de la cavidad uterina, aumento de la distancia en el viaje de los espermatozoides para alcanzar las trompas, obstrucción de la entrada hacia las trompas, alteración en el transporte del óvulo y espermatozoide, alteración en la implantación por el tamaño y contorno del útero, alteración en la nidación por alteración del flujo sanguíneo al endometrio causando irritabilidad miometrial.

 

 

 

La miomectomía mejora en un 50% la tasa de fertilidad y la historia de abortos espontáneos, con una caída de estas tasas de forma aguda después de un año. La causa podría ser el desarrollo de fibromas nuevos. Por tanto, la cirugía se debería realizar cuando la mujer está lista para iniciar una familia.

 

 

 

¿Cómo afectan el embarazo?

 

 

Rara vez causan problemas, durante el embarazo pueden crecer en tamaño debido al aumento de flujo sanguíneo al útero y a la influencia hormonal. En algunos casos pueden causar molestias, sensación de opresión o dolor. En pocos casos pueden causar abortos alrededor del 5% de los casos, partos prematuros o hemorragias postparto (suele ocurrir en aquellas pacientes con fibromas grandes). Otro problema que pudiesen tener son presentaciones anómalas (que el bebé este en posición diferente de la usual), un bloqueo de la abertura del útero o labor de parto anómalas (prolongadas o fallidas), dependiendo de su localización, también del número y del tamaño de los fibromas de cada paciente individualmente.

 

 

 

En algunas ocasiones, las mujeres con fibromas deben ser hospitalizadas para manejo del dolor, sangrados o amenazas de parto prematuro. La mayoría de las veces, el tamaño de los fibromas se reduce después del embarazo.

 

 

RECOMENDACIONES GENERALES

 

Los síntomas causados por los fibromas, también pueden estar indicando otros problemas, por lo que es importante no auto diagnosticarse, ni mucho menos auto medicarse, por lo tanto, debe acudir inmediatamente a su ginecólogo.

 

Si tiene fibromas uterinos, debe acudir a su control ginecológico periódicamente.

 

 

Dra. Melissa Batista

Especialista en Ginecología y Obstetricia en Chiriquí

 

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