El maravilloso, sincronizado y pero frágil Neurodesarrollo Humano
El neurodesarrollo es un proceso complejo y dinámico en el que participa el niño y su entorno o ambiente, influyéndose mutuamente y evolucionando hacia una dirección en particular dependiendo de su carga genética recibida por sus progenitores y que es influenciada por los estímulos externos a los que el individuo es expuesto. Influye el tipo de interacciones de ese niño con sus padres, cuidadores, la familia, la escuela, la sociedad. Por esta razón, el proceso es único, es particular, individual y exclusivo de cada niño.
Dr. Martín A. Lasso B.
Pediatría – Neonatología
malasso2000@yahoo.com
El neurodesarrollo es un proceso complejo y dinámico en el que participa el niño y su entorno o ambiente, influyéndose mutuamente y evolucionando hacia una dirección en particular dependiendo de su carga genética recibida por sus progenitores y que es influenciada por los estímulos externos a los que el individuo es expuesto. Influye el tipo de interacciones de ese niño con sus padres, cuidadores, la familia, la escuela, la sociedad. Por esta razón, el proceso es único, es particular, individual y exclusivo de cada niño.
La secuencia del Neurodesarrollo en los seres humanos comienza desde la unión del óvulo con el espermatozoide; continua con el desarrollo cerebral con los procesos de proliferación neuronal, la migración, la mielinización y la formación de sinapsis entre las neuronas que nos permite ir desarrollando habilidades cada vez más complejas, capacidades y funciones cerebrales superiores más abstractas, mismas que se mantienen y continúan adquiriéndose hasta la muerte del individuo porque continuamente estamos expuestos a aprendizajes y experiencias que permiten ir desarrollando y formando 'nuevas' comunicaciones entre neuronas, por medio de las sinapsis neuronales. Este proceso reconocido como plasticidad cerebral permite la adquisición de habilidades perdidas por los eventos perinatales, las morbilidades en el periodo neonatal y las enfermedades o exposición a tóxicos durante la infancia. Cuando analizamos todas las variables que pueden afectarlo o alterarlo, nos damos cuenta de su fragilidad y llegamos a pensar que es más fácil que las cosas resulten mal a que un niño sea sano y 'normal'.
Este maravilloso proceso de desarrollo neuronal complejo, finamente sincronizado y perfecto es el resultado de una programación pulida que se encuentra en nuestros genes. Existen distintos tipos de genes unos organizadores, otros reguladores y otros inhibidores que en su conjunto interactúan y se interrelacionan entre ellos, dando como resultado las expresiones clínicas en el individuo. Este proceso es el resultado de un largo recorrido de millones de años de evolución y que indudablemente nos confirma la existencia de Dios.
De todos los mamíferos, nuestro cerebro es el único que no ha completado su desarrollo después del nacimiento, y esto hace que los seres humanos sean muy dependiente y necesitan de su madre o de otros adultos para completar su autonomía e independencia. Para completar este proceso de forma adecuada es necesario el vínculo y el apego en la primera infancia, la alimentación con leche materna, nutrición adecuada, aporte de micronutrientes, un ambiente enriquecedor como factores más importantes.
Según la teoría constructivista del aprendizaje de Jean Piaget, los niños adquieren habilidades de forma progresiva por medio de una serie de etapas que son aplicadas en todas las áreas del desarrollo. De manera que es fundamental que los profesionales de la salud que estamos en contacto con niños debemos conocer y estar familiarizados con estos procesos. Para 'reconocer' lo que se aparta de la 'normalidad' o el 'patrón de desarrollo típico', ya que esto nos permite realizar intervenciones tempranas y oportunas con los terapistas y profesionales en cada una de las áreas: estimulación temprana, comunicación, lenguaje, psicología, paidopsiquiatría, terapia ocupacional, terapia física, terapia de integración sensorial, oftalmología, foniatría, fonoaudiología, otorrinolaringología, neurología, neurocirugía, genética, gastroenterología, nutrición, maestras de educación especial, en fin la lista es extensa, muy dolorosa y familiar para muchas personas. Pero deben estar coordinadas por un pediatra que sea sensible y este familiarizado con estos temas.
Los pediatras debemos modificar nuestras rutinas de atención de acuerdo a la prevalencia de las enfermedades y los cambios que se presenten en la epidemiología de las mismas. Viejas enfermedades disminuyen en su incidencia por el impacto de la implementación de normas de atención, protocolos de estandarización de manejo, a las intervenciones de Salud Pública, Inmunizaciones, etc. Y nuevas enfermedades emergen, modificando la prevalencia de enfermedades otrora menos comunes. Las diarreas, la desnutrición, las enfermedades prevenibles por vacunas disminuyen y emergen los trastornos del neurodesarrollo como el trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad, el retraso global del desarrollo, el trastorno del espectro autista, el síndrome de Asperger, los retrasos en el desarrollo del lenguaje, los trastornos específicos del aprendizaje, entre otros para los que como pediatras debemos estar preparados. La demanda de servicios o orientación en centros de atención primaria públicos y privados, por parte de los padres en estas áreas está en aumento y es nuestra responsabilidad tener conocimiento de estos trastornos y saber hacia donde derivar oportunamente para que se realicen las intervenciones adecuadas y oportunas.