La razón es simple: el entrenamiento de pesas es un tipo de trabajo anaeróbico, esto significa que no hay un suficiente aporte de oxígeno para suplir las demandas; mientras que el entrenamiento cardiovascular de larga duracion y baja intensidad es un trabajo aeróbico donde sí existe presencia suficiente de oxígeno en las células.

La oxidación de ácidos grasos (quema de grasa) durante el entrenamiento se debe dar bajo un ambiente aeróbico, es decir, donde haya presencia de oxígeno.

Por otro lado tenemos que nuestro cuerpo tiene tres principales sistemas energéticos que son el anaeróbico aláctico, el anaeróbico láctico y el aeróbico. El cuerpo va a ir utilizando todos estos sistemas en ese perfecto orden, siendo el sistema aeróbico u oxidativo el último a ser utilizado.

Partiendo de esta idea y entendiendo los sistemas energéticos podemos saber que tipo de entrenamiento debe hacerse antes y cuál debe hacerse después. Antes debemos hacer las pesas, ya que es un trabajo anaeróbico y es la principal fuente de energía utilizada por el cuerpo y después de esto podemos hacer el cardio que es un trabajo aeróbico y corresponde al último sistema energético utilizado por el cuerpo.

En resumen: primero entrenamiento de pesas para gastar los depósitos de energía mediante un sistema anaeróbico aláctico y láctico, y al final, cuando el cuerpo deba recurrir a su último sistema de energía, hacemos el cardio.